jueves, 31 de marzo de 2016

El CUIDADO DEL GATO GERIATRICO

Importantes mejoras en la nutrición y en atención veterinaria, han permitido que los gatos vivan cada vez más años. En la década pasada el número de gatos mayores de 10 años aumentó en un 15% y los gatos mayores de 10 años ya se consideran geriátricos, aunque la mayoría de ellos vivirán todavía en buenas condiciones hasta los 14 años o más. Muchos de los gatos que nos son razas puras, los conocidos como Común europeo, pueden llegar incluso a un media de 17 años si tenemos en cuenta unos mínimos cuidados a lo largo de su vida.

EL ENVEJECIMIENTO
Al igual que ocurre con las personas, el envejecimiento cambia el funcionamiento del organismo. Los gatos mayores son menos activos, con lo que su tono muscular se reduce y disminuye su capacidad para correr, saltar o trepar. La falta de ejercicio contribuye a la degeneración de las articulaciones.
Es frecuente que pierdan apetito, pues sus sentidos del gusto y el olfato se deterioran con la edad. También son muy frecuentes los problemas en los dientes, por lo que el dolor puede hacer que se resistan a comer.
El funcionamiento del intestino puede también deteriorarse, causando problemas como disminución de la absorción de nutrientes y la consiguiente pérdida de peso. Algunos gatos mayores presentan estreñimiento.
La sensación de sed disminuye, beben menos y pueden llegar a estar deshidratados; esto es particularmente peligroso en gatos con enfermedades del riñón.
Los gatos mayores duermen más, aunque su sueño es menos profundo.
Con frecuencia la calidad de su manto es peor, lo que les hace más sensibles a la humedad y al frío.

CHEQUEOS GERIATRICOS
Los gatos mayores deberían visitar regularmente al veterinario para evaluar su estado general. La mayoría de clínicas veterinarias disponen de medios para llevar a cabo un chequeo geriátrico básico para evaluar los problemas de corazón, tiroides, boca, medición de la tensión, etc. También es posible que te recomienden efectuar análisis de sangre para comprobar el funcionamiento del riñón, hígado  y tiroides, así como recuento de células sanguíneas (hemograma).
Se recomienda seguir vacunando regularmente a los gatos mayores, pues aunque no está suficientemente probado parece que el sistema inmunitario del animal se hace menos eficaz con la edad y el gato sería más vulnerable a padecer determinados procesos como las enfermedades víricas del aparato respiratorio. Las vacunaciones de recuerdo estimulan el sistema inmunitario del gato y le permiten defenderse de esas infecciones.
El envejecimiento también puede causar cambios en el peso. Muchos gatos presentan sobrepeso cuando son adultos pero la mayoría adelgazan bastante cuando envejecen, por lo que el control regular del peso es también importante.

EL PAPEL DE LA ALIMENTACIÓN
Los gatos mayores tienden a beber menos, por lo que es preferible que se les proporcione una dieta húmeda (latas) con alto contenido en agua. A los gatos que sólo aceptan la comida seca se les pueden ofrecer pequeñas cantidades de golosinas tipo galleta, que podrían ayudar a combatir el sarro dental.
Disponer de una bandeja para el gato en el interior de la casa nos puede ayudar a controlar la micción y la defecación del gato, pues el envejecimiento puede causar algunos problemas en estas funciones corporales.
Algunos animales deberían ser alimentados con dietas especiales de prescripción veterinaria;  por ejemplo, es frecuente que los gatos mayores tengan disminuida su función renal y las dietas con bajo contenido en proteínas y fósforo les resultan beneficiosas.

VIDA MÁS CONFORTABLE
Aunque muchos gatos envejecen sin problemas y no necesitan tratamientos especiales, apreciarán que su entorno sea más confortable.  Los gatos mayores deben tener un lugar de descanso cálido y resguardado de corrientes de aire donde puedan dormir sin ser molestados. A menudo los gatos mayores disfrutan estirándose y las hamacas especialmente diseñadas para ser  colgadas de radiadores son muy populares. Los problemas musculares y articulares les dificultan subir a las sillas, por lo que se les pueden facilitar banquetas o escabeles que actuarán como peldaños de una escalera. Las mantas eléctricas pueden ser de gran ayuda para los gatos realmente frioleros. Algunos gatos mayores tienen dificultades para abrir la gatera; en ese caso es preferible que esté permanentemente abierta.
Sería conveniente que el gato estuviera identificado (tatuaje, microchip) o al menos llevara en el collar una medalla con el nombre, dirección y teléfono del propietario para que pudiera ser localizado si se perdiera. También deberíamos avisar a los vecinos si creemos que el gato pueda estar desorientado y no sepa volver a casa. Tampoco debemos olvidar vigilar sus uñas; con la edad éstas pierden capacidad retráctil, por lo que pueden engancharse en las alfombras. A veces también hay sobrecrecimiento de las uñas llegando incluso a clavarse en las almohadillas, lo que es muy doloroso. Su veterinario puede aconsejarle sobre la frecuencia con la que deben ser cortadas las uñas y la manera  correcta de hacerlo.
Con la edad los gatos tienden a acicalarse menos y necesitarán cepillados frecuentes, lo que también facilita que el propietario pueda advertir la presencia de pulgas, que de otra manera podrían pasarle desapercibidas. También puede ser necesario eliminar los restos de secreciones alrededor de los ojos, nariz y ano; para ello frotaremos estas zonas con suavidad usando un algodón humedecido en agua templada.
En general a los gatos mayores les gusta descansar tranquilamente lejos de las zonas más frecuentadas y ruidosas de la casa y a menudo procuran alejarse de los niños o de los otros animales de la casa. Si está pensando en introducir un nuevo animal en la familia, piénsalo detenidamente; es muy posible que a su viejo gato no le agrade en absoluto.

ENFERMEDADES FRECUENTES EN GATOS GERIATRICOS
La insuficiencia renal crónica o aguda es una de las enfermedades más frecuentes en el gato geriátrico. Otras enfermedades que también se diagnostican con frecuencia son las de origen hormonal (diabetes, hipertiroidismo – exceso de producción de hormonas tiroideas-), hipertensión, tumores, enfermedad periodontal, artritis e infecciones como la provocada por el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV).Muchas veces estos animales padecen varias de estas enfermedades al mismo tiempo, lo que puede complicar el diagnóstico. Es muy importante diagnosticarlas y tratarlas lo antes posible para que nuestro gato mantenga una buena calidad de vida durante el mayor tiempo posible.

LOS TRATAMIENTOS MEDICOS
El hígado y el riñón pueden limitar la capacidad del animal para metabolizar los medicamentos. La mayoría de ellos se eliminan del organismo a través de los riñones y el hígado, así que los problemas en estos órganos pueden provocar niveles excesivos de los medicamentos en la sangre, pudiendo alcanzar incluso niveles tóxicos, especialmente si el animal está deshidratado. La elección del medicamento y la dosis a administrar estarán limitadas  por estas razones.
A algunos gatos resulta muy complicado administrarles pastillas, si es tu caso, consultanos la posibilidad de utilizar otro tipo de presentaciones o tratamientos que requieran menos tomas.
Aquí os dejamos un enlace donde se os explica la manera correcta para hacerlo y sin causar demasiado estrés a vuestro gato.
Por desgracia, en algunos casos, las enfermedades son incurables y el objetivo del tratamiento es aliviar al animal. No deberíamos seguir tratando al animal si aparecen efectos secundarios graves o si le molesta mucho el hecho de tomarla. La calidad de vida del gato es prioritaria, y si no podemos mantenerla tendríamos que considerar la posibilidad de la eutanasia humanitaria.

EDADES DEL GATO

Puede que su gato conserve un aspecto juvenil aunque de hecho sea ya un gato geriátrico.





martes, 29 de marzo de 2016

LA VISITA A LA CLINICA VETERINARIA.

Puesto que los gatos son muy sensibles a cualquier cambio en sus hábitos cotidianos; hagamos que esta experiencia que a menudo se repite y es muy necesaria a lo largo de su vida, sea lo menos traumática posible. Hoy os dejamos una guía para reducir el estrés del gato y del propietario en la visita al veterinario. Recuerda siempre que eres un  miembro importante del equipo encargado de la salud de tu gato y parte fundamental para ayudar a que la visita a la clínica veterinaria sea más relajada y, con ello, mejorar su salud.
Una buena atención médica, especialmente la dirigida a la prevención y el diagnóstico precoz de enfermedades, permite que nuestros gatos puedan disfrutar de una vida más larga y de mayor calidad. Pero, para ello es necesario llevar al gato al veterinario y, desafortunadamente, la visita a la clínica veterinaria desagrada a muchos gatos. 

Normalmente, la primera dificultad reside en conseguir meter al gato dentro del transportín. Si conseguimos hacer más fácil este primer paso, generalmente el proceso completo de la visita a la clínica resultará menos estresante. El transportín ideal es el de material rígido con puerta frontal y superior y cuya mitad superior pueda desmontarse; además este tipo de transportines no suelen ser caros. 
Si tenemos un gato miedoso, dolorido o con ansiedad desmontar la parte superior permite que el animal permanezca en la bandeja inferior para el examen físico. 
Muchas veces tu veterinario/a podrá examinar al gato en la mitad inferior de un transportín bien diseñado. Evita los transportines en los que el gato sea arrastrado u obligado a caer para poder examinarle. Elija un transportín que sea recio, seguro y estable para el gato a la vez que fácil de llevar para ti. 
Dentro del coche, el transportín debe ir sujeto con el cinturón de seguridad para mantener a salvo al gato y reducir los movimientos debidos a la circulación. Algunos gatos prefieren ver el exterior, mientras que otros viajan más tranquilos si el transportín se cubre con una toalla o manta que les impida ver lo desconocido.

Los siguientes consejos pueden ayudar a conseguir que la consulta con el veterinario sea más fácil para ti y para tu gato:

Comprender el comportamiento del gato
• Los gatos necesitan estar familiarizados con su entorno para encontrarse lo más cómodos y seguros posible y necesitan tiempo para adaptarse a lo desconocido. Los gatos no suelen estar familiarizados con el transportín, el coche ni la clínica veterinaria, así que la visita al veterinario suele ser para ellos una experiencia difícil. Debemos ser conscientes de que el gato necesita tiempo para habituarse a las personas, lugares o situaciones desconocidas. 
• Mantenerse en calma. Los gatos son capaces de percibir nuestra ansiedad o nuestra frustración y esto les puede provocar ansiedad o miedo. 
• El castigo o el uso de la fuerza son contraproducentes en el gato. Premiar las buenas conductas alienta el comportamiento positivo. Por ejemplo,si el gato se encuentra cerca o dentro del transportín dale un premio. De la misma manera, premia a tu gato cuando te permita tocar las patas, la boca o las orejas, de modo que le facilite familiarizarse a las manipulaciones que ocurrirán durante la visita veterinaria. Los premios pueden ser en forma de comida,caricias o juegos. Se constante a la hora de premiar a tu gato. 

Cómo ayudar al gato a sentirse cómodo con el transportín 
El objetivo es que tu gato aprenda a asociar el transportín con experiencias positivas y se acostumbre a entrar en él voluntariamente. 
• Pon el transportín con la puerta abierta en una habitación de la casa en la que el gato pase mucho tiempo; de esta manera se convertirá en un objeto conocido y familiar para tu gato. 
• Coloca dentro del transportín algún tejido suave (manta, cojín, ropa de los propietarios) que el gato ya conozca. Su olor familiar hará que el gato se sienta más seguro. 
• Pon golosinas, catnip o juguetes dentro para estimular al gato a entrar en él. Es probable que lo primero que percibas es que al despertar por la mañana alguno de los objetos estén fuera del transportín. 
• Pueden ser necesarios varios días, incluso semanas, para que el gato empiece a sentirse confiado. Ten paciencia, manten la calma y premia siempre las conductas deseadas. 
• Si después de todo esto sigues sin conseguir éxito, quizá el problema esté en el transportín en sí mismo y habría que considerar cambiarlo por otro modelo. 

El gato que se resiste a entrar en el transportín 
Si no podemos esperar para llevar al gato a la clínica veterinaria y aún no está familiarizado con el transportín, los siguientes consejos pueden servir de ayuda: 
• Comienza por colocar el transportín en una habitación pequeña en la que haya pocos sitios en los que esconderse. Lleva al gato a la habitación y cierra la puerta. Muévete lenta y tranquilamente. No lo persigas para meterlo en el transportín. Intenta animarlo a que entre con algún premio. 
• Si el gato no entra voluntariamente y el transportín tiene una una puerta superior, ábrela, coje al gato con suavidad e introdúcelo por ella; otra opción es desmontar la parte superior, colocar al gato en la bandeja inferior y entonces recolocar la parte superior. 
• Coloca dentro del transportín alguna pieza de ropa que ya sea familiar para el gato. Rociar el transportín con un spray de análogos sintéticos de feromona facial felina (Feliway®) al menos 30 minutos antes del viaje ayuda a que el gato se encuentre más calmado. 

La vuelta a casa; cómo mantener la paz en un hogar con varios gatos. 
Los gatos son muy sensibles a los olores, y un olor desconocido puede hacer que un gato ya no reconozca al otro. Si un gato percibe al otro como a un extraño por su olor puede manifestar conductas agresivas. Las siguientes medidas pueden ayudar a evitar problemas entre gatos después de la visita al veterinario. 
• Al volver a casa deja al gato que has llevado a la clínica veterinaria dentro del transportín por unos minutos para ver cómo reaccionan los gatos. 
• Si todos ellos parecen tranquilos y pacíficos, abre el transportín y déjalo salir. 
• Si percibes tensión entre ellos, o si en ocasiones anteriores ha habido conflictos tras volver de la clínica veterinaria, deja al gato en el transportín y llévalo a otra habitación separada para evitar agresiones. Pónle comida, agua y una bandeja de arena y déjalo en esa habitación durante al menos 24 horas para que el gato vaya impregnándose de nuevo de los olores del hogar. 
• Si todavía hay tensión tras estas 24 horas contacta con tu veterinario para que éste te aconseje sobre otras medidas de reintroducción lenta o incluso te prescriba medicamentos que puedan ayudarle a facilitar el proceso. 
• Las feromonas sintéticas felinas (Feliway®) ayudan a mantener la sensación de familiaridad. 
• Para futuras visitas al veterinario:
– Utiliza ropa de cama o prendas con el olor del propietario, ya que mantienen los aromas familiares del hogar y ayudan a la reintroducción. 
– Usa feromona sintética feline (Feliway®). 
– Lleva a todos los gatos a la clínica veterinaria, aunque solo uno lo necesite. Esto ayuda a evitar conflictos al volver a casa, ya que todos los gatos portarán el nuevo olor de la clínica.

Esperamos que con estos consejos y un poquito de trabajo por parte de todos, dueños y veterinarios, la visita a la clínica veterinaria se convierta incluso en algo positivo para nuestro gat@.



domingo, 27 de marzo de 2016

VIAJAR CON TU GATO

Estas recomendaciones que os damos , las habréis oído en muchas ocasiones de vuestro veterinario , son siempre las mismas pero es importante tenerlas en cuenta por el bienestar de nuestro gato ; un gato estresado es un gato infeliz , y por ende un dueño preocupado . De modo que tengamos en cuenta estos breves consejos , y buen viaje!.

1. Preparar el traslado

• Si tu gato se muestra intranquilo en los viajes, coméntalo previamente a tu veterinario.
• Aliméntalo de forma habitual pero es recomendable que la hora de la comida sea al menos 3 horas antes del traslado/viaje.
• Acostumbra previamente al gato al transportín:
es importante que el gato lo asocie a experiencias positivas y lo use de forma habitual.
Se pueden usar juguetes con olor a catnip (planta con efecto relajante) o sus juguetes habituales.

2. El traslado

• Transporta al gato en un transportín de la forma que se sienta más seguro y colócalo en un lugar elevado.
• 30 minutos antes del traslado utiliza feromonas felinas sintéticas para relajarlo.
• Procura que el gato entre voluntariamente en el transportín. Si fuera necesario, quitar la parte superior y cuando entre, colócala de nuevo.

Recomendaciones sobre el transportín :

El diseño debe permitir que el gato se saque con facilidad. Si no quisiera salir, debe permitir que se le pueda examinar en la parte inferior del transportín.


Si tienes cualquier duda en relación a éste u otros temas, no dudes en ponente en contacto con la clínica y te asesoraremos.
http://mariacabeza.com/duenos-de-mascotas/

Desde la clínica veterinaria María J.Cabeza os deseamos un "Feliz verano en compañía de vuestras mascotas".