lunes, 25 de abril de 2016

INTERACCION SOCIAL Y BIENESTAR DESDE LA INFANCIA

Cada vez hay más familias jóvenes que conviven con una mascota. La transmisión de valores de padres a hijos es fundamental para su continuo desarrollo personal y, en ese sentido, tener una mascota puede ser un gran aliado.
La Fundación Affinity ha realizado recientemente estudios relacionados con ese vínculo especial que se forja entre los niños y sus mascotas y, algunos de los datos que arrojan son reveladores. Más de 500 niños de entre 9 y 13 años fueron preguntados por su relación con las mascotas, sentimientos, responsabilidad y respeto.

Y algunas de sus respuestas fueron muy interesantes.
El 94% de los encuestados se sienten mejor con una mascota cerca. 
El 50% de los encuestados ven en su mascota a su mejor amigo.
El 54% de los críos tienen en el perro a su mascota favorita.
El 90% creen que las mascotas dan compañía y alegría.
Casi el 60% consideran que tener mascota ayuda a ser más respetuosos con los demás.
Por otro lado, no sólo piensan en lo bueno que es para ellos tener a su lado a una mascota, sino que también les preocupa si ella es feliz. Lo más curioso es que consideran que, el hecho de que estén sanos, es uno de los principales motivos de su felicidad. Por otro lado, si son preguntados por las posibles preocupaciones de sus mascotas, la mayoría responden que, el abandono, puede ser la mayor de las  razones de su tristeza.

Los datos que se extraen del estudio muestran la profunda cercanía que un niño tiene con su mascota. Esa bonita relación puede ser sumamente interesante para su educación. Valores tan importantes como la empatía, saber compartir, el respeto por los demás, la responsabilidad que supone cuidar de alguien, la amistad… Están muy presentes en la relación diaria de un niño con su animal de compañía. Los padres, por tanto, tienen en su mascota a un aliado enorme en el difícil trabajo que supone la educación de sus hijos.

Perros y Bebés
Hasta ahora, hemos hablado de los beneficios que supone la incorporación de una mascota a una familia con hijos pequeños…Pero ¿y si fuese al revés? ¿y si el último en incorporarse a la familia fuese el bebé y no la mascota?
Es evidente que la llegada del bebé cambia muchas cosas, de repente las prioridades son otras. Sin embargo, es conveniente que la mascota no se vea desplazada. Para ello es necesario que mantengamos ciertos hábitos de conducta: jugar con él, intentar que asocie a momentos positivos el hecho de que el bebé esté por ahí, etc…Incluso durante el embarazo la mascota nota que el bebe está en camino y debemos darle a oler todos los elementos nuevos que llegan a casa y hacerle partícipe de la llegada del nuevo miembro a la familia.
El momento más importante en la relación del bebé con el animal se produce pasados los primeros meses. Ahí comienza una interacción real y por tanto, la mascota, tiene que estar habituada a las “pequeñas” caricias a las que se verá sometida: tirones del pelo, del rabo, de las orejas, etc…
Para estar seguros de que nuestra mascota reaccionará bien, es conveniente que, de forma progresiva, vayamos acostumbrándola a esa interacción con el niño. Debemos ser nosotros quienes poco a poco vayamos preparando al animal, premiando posteriormente su docilidad. 
En cualquier caso, y para concluir, es evidente que la relación entre niños y mascotas sólo les aporta cosas buenas. El estudio parece dejar muy claro que un niño que crece junto a su mascota,  lo hace con una serie de valores que serán fundamentales a lo largo de la vida.
Tus veterinarios en León, también pueden y deben  aconsejarnos en estos otros aspectos que difieren de la medicina, pero son tanto o más importantes de cara a una vida sana de toda la familia.
En la clínica veterinaria María J.Cabeza todo el equipo, además de conocimientos en medicina está muy comprometido con el servicio de atención al cliente y realmente estamos convencidos de que la clave para un servicio excepcional es la comunicación. Por eso si tienes cualquier duda en relación a éste u otros temas, no dudes en ponente en contacto con la clínica y te asesoraremos.
http://mariacabeza.com/duenos-de-mascotas/





domingo, 10 de abril de 2016

LA INSUFICIENCIA RENAL CRONICA EN GATOS

La insuficiencia renal crónica o fallo renal en gatos, es una de las enfermedades más comunes de los gatos mayores y un hándicap para todo veterinario. En casi todos los  casos, el fallo renal es progresivo de modo que la enfermedad progresa de manera lenta y silenciosa, hasta que se agravan los síntomas de nuestra mascota. El avance de la enfermedad varía mucho de unos gatos a otros, con lo cual para conseguir tener mascotas sanas, el cuidado de los riñones y su tratamiento adecuado es fundamental para todo veterinario de gatos que se precie. ¡¡Cuidemos el riñón de nuestro gatito!!
De hecho, si detectamos la enfermedad a edades muy tempranas, podemos aumentar considerablemente la calidad de vida de los gatos afectados y prolongar su vida, retardando el desarrollo y avance de dicha enfermedad renal.
La insuficiencia renal, se produce por un daño en los riñones prolongado e irreversible, que impide su funcionalidad para filtrar y eliminar los productos de desecho del organismo. En la mayoría de los casos en los que se diagnostica una insuficiencia renal no se conoce la causa exacta de la enfermedad. Los tejidos del riñón se fibrosan y estos sustituyen al tejido normal del riñón, a menudo con inflamación asociada (por eso también se llama “nefritis intersticial crónica”). Estos cambios afectan también a muchas enfermedades. No obstante, existen algunas causas bien reconocidas de insuficiencia renal crónica en gatos como son las siguientes:
  • Riñones poliquísticos (enfermedad hereditaria que se suele dar en gatos Persas y Exóticos en la que quistes llenos de líquido, que se forman en los mismos riñones, van reemplazando, poco a poco, el tejido normal).
  • Tumores renales, por ejemplo, linfomas (un tumor sólido de células de la serie blanca) que pueden afectar a los riñones causando un fallo renal.
  • Infecciones, por ejemplo una infección bacteriana en los riñones (pielonefritis) que puede ocurrir por progresión de una infección de la vejiga y puede llegar a producir incluso fallo renal.
  • Otras causas, por ejemplo, tóxicos que afecten a los riñones, defectos en el desarrollo de los riñones de nacimiento, inflamación persistente como la glomerulonefritis.
Muchas veces no se puede encontrar una causa específica de fallo renal y se actúa tratando al gato en función de su sintomatología. Cuando se encuentra la causa, y esta se puede tratar, podría existir la posibilidad de frenar la progresión de la enfermedad.
La insuficiencia renal crónica puede darse en gatos de todas las edades, pero por lo general la encontramos en gatos de media y avanzada edad, y es más común a medida que aumenta su edad. Se estima que alrededor de uno de cada 5 gatos de más de 15 años presenta fallo renal. En general, la insuficiencia renal, se da hasta tres veces más en gatos que en perros. Por tanto, es imprescindible a partir de los 7 años de edad de nuestro gato, realizar un chequeo anual de la función renal y órganos asociados.
Los riñones desempeñan muchas e importantísimas funciones dentro del organismo, como la eliminación de las toxinas de la sangre y el mantenimiento del equilibrio de agua y electrolitos. La sangre se filtra constantemente a través de los riñones para eliminar las toxinas de desecho de los productos del metabolismo del organismo. La orina se produce después de este proceso. También concentran dicha orina devolviendo agua al organismo, para de este modo prevenir la deshidratación.
Los riñones cumplen otras funciones importantes en el mantenimiento del equilibrio de electrolitos (potasio, sodio, calcio, fósforo, etc.) en el organismo, controlan el equilibrio ácido base de la sangre y también la presión arterial. Son responsables de la producción de la hormona llamada eritropoyetina que estimula la producción de glóbulos rojos por la médula ósea y así poder mantener el hematocrito en valores aceptables.
Por suerte los riñones tienen una gran capacidad de reserva, se podría mantener la función renal con un solo riñón. De hecho se necesita que estén dañados de dos tercios a tres cuartos del tejido funcional de los riñones para que se produzcan signos de fallo renal. Eso si, cuando llegamos a este extremo, la enfermedad avanza irremediablemente y los daños son irreversibles. Poco podemos hacer en este punto, por eso el veterinario debe cuidar este órgano tan vital para los gatos, desde edades tempranas, incidiendo en la prevención de esta enfermedad.
La insuficiencia renal crónica, como comentamos anteriormente, es una enfermedad de progresión lenta y silenciosa, aunque en determinados casos los síntomas podrían aparecer repentinamente (fallo renal agudo). Los primeros síntomas son bastante leves e inespecíficos, producidos, al menos en parte, por la acumulación en sangre de toxinas que se suelen secretar por la orina. Los síntomas más comunes en gatos afectados son: falta de apetito, pérdida de peso, deshidratación, letargia y depresión. Suelen beber más agua y hacer más pis (pues su organismo no concentra la orina).
Otros síntomas habituales en gatos con insuficiencia renal crónica, son: pelo estropeado, vómitos, mal aliento, úlceras en la boca y debilidad. A medida que la enfermedad progresa los síntomas empeoran, a pesar de los tratamientos. La función renal se ve alterada, con lo cual tendremos desequilibrios en los electrolitos de la sangre, como son el potasio o el fósforo, acidosis metabólica, hipertensión y/o anemia.
Se debe por tanto, hacer un control anual en los gatos mayores de 7 años, mediante un análisis de sangre y otro de orina. Se suelen analizar dos sustancias en la sangre: urea y creatinina, ya que estos son los productos del metabolismo que normalmente se excretan por el riñón. En un fallo renal la concentración de estos dos parámetros aumenta. Como existen otras enfermedades que también pueden aumentar estos valores, se realiza, al mismo tiempo, un análisis de orina. En una insuficiencia renal crónica, además de los síntomas y de valores elevados de urea y creatinina, se producirá una orina poco concentrada. Para valorar la concentración de la orina se mide la “gravedad específica” de esta, cuyo valor en la mayoría de los gatos con fallo renal es menor de 1,030. Esta prueba es fundamental en lo que a los gatos se refiere, no tanto en perros.
En cuanto al tratamiento, si tenemos por ejemplo una infección bacteriana en los riñones que causa la insuficiencia, se trata esta infección. En la mayoría de los casos no va a ser así y, por tanto, el tratamiento se centra en los síntomas. Si tenemos una insuficiencia renal aguda, algunos gatos al principio necesitarán fluidoterapia intravenosa para corregir la deshidratación (y probablemente las anomalías electrolíticas). Corregidos estas dos, el tratamiento irá dirigido a mantener la función renal y minimizar las complicaciones del fallo renal. La insuficiencia renal crónica es irreversible y, en la mayoría de los casos, no se conseguirá una mejoría a pesar de un tratamiento apropiado.
Los tratamientos necesitarán también controles periódicos en distintos momentos para ver la evolución del paciente en el tiempo. A parte de los análisis de sangre y orina mencionados anteriormente, es importante medir también la presión arterial. Es importante también identificar las complicaciones que surjan y poder tratarlas, como la anemia, el descenso de potasio, elevación de fósforo, infecciones urinarias e hipertensión.
Uno de los aspectos más importantes en pacientes con IRC, es la dieta por tres factores destacados:
-El agua es muy importante para los gatos afectados, pues corren más riesgo de deshidratación, al no poder concentrar la orina y por tanto conservar el agua para su organismo. Es necesario darles un alimento húmedo en lugar de seco y tener agua fresca a su disposición, incluso fuentes que les estimulen a beber más agua.
- Es necesario que la dieta sea baja en proteínas, porque la mayoría de las toxinas se acumulan en la sangre en una insuficiencia renal como resultado de la descomposición de las proteínas. Siempre con precaución para que nuestro gato no pierda peso, valorando riesgo/beneficio, pues la debilidad tampoco es buena para su estado general de salud. Por esta razón, es preferible utilizar siempre dietas comerciales específicas. Como las dietas bajas en proteínas son además menos apetitosas, el gato puede dejar de comer, por tanto el manejo a de ser cuidadoso, deberemos utilizar sabores adecuados y probar diferentes tipos de dieta renal, hasta dar con la adecuada para nuestro gato.
- El contenido en fósforo debe ser bajo en la dieta de los gatos con insuficiencia renal, pues parece resultar muy beneficiosa para proteger a los riñones de sufrir mayores daños. Las dietas comerciales preparadas para fallo renal tienen baja concentración de proteínas y de fósforo. Si la concentración de fósforo en sangre sigue siendo elevada, a pesar de esta dieta, se pueden añadir a la dieta “quelantes del fósforo”, siempre bajo la prescripción de nuestro veterinario.
Puede que nuestro gato tenga que venir a poner suero semanalmente si está muy deshidratado, o que necesite una suplementación de potasio, por sus bajos niveles en sangre, o que debido a su elevada presión arterial, en la clínica veterinaria decidamos ponerle una pastillita para la hipertensión. Es decir cada gato es diferente y para un manejo correcto de la enfermedad debemos tratar los síntomas, que como estamos viendo son muy variados y precisan de un profesional especialista.
En casos avanzados el desarrollo de anemia es bastante común. Si es leve no suele ser un problema, pero si es grave puede empeorar con síntomas de letargia y debilidad. Se trata la anemia según las causas y la gravedad de ésta, mediante la utilización de esteroides anabólicos, suplemento de hierro, tratamiento de las úlceras gastrointestinales y, en casos muy avanzados, suplemento con eritropoyetina (la hormona que estimula la producción de glóbulos rojos). Tenemos que controlar también las nauseas y los vómitos tan habituales en la insuficiencia renal avanzada y que pueden afectar a la calidad de vida y disminuir el apetito del gato.
La IRC, es una enfermedad irreversible en la que los gatos sólo presentan sintomatología cuando el daño en los riñones es ya muy grave. No obstante el organismo de los gatos tiene mecanismos para compensar y adaptarse para intentar mantener el funcionamiento normal de los riñones, aunque llegará el momento en que estos mecanismos fallarán produciendo una progresión en el fallo renal. La enfermedad es, por tanto, progresiva en el tiempo e irreversible en sus daños, y puede acabar en la necesidad de una eutanasia. La velocidad y avance de la enfermedad renal varía mucho de unos individuos a otros y un tratamiento y cuidados adecuados pueden mejorar ostensiblemente la calidad de vida de los gatos afectados, consiguiendo al mismo tiempo ralentizar la progresión de esta cruel enfermedad.

“En la clínica veterinaria María J. Cabeza queremos mascotas sanas y somos especialistas en medicina felina, cuidamos de su riñón desde el primer día. Una buena prevención  mediante una dieta adecuada y un chequeo a partir de los 7 años, te ayudarán a que disfrutes muchos más años de tu preciada mascota”