Importantes mejoras en la
nutrición y en atención veterinaria, han permitido que los gatos vivan cada vez
más años. En la década pasada el número de gatos mayores de 10 años aumentó en
un 15% y los gatos mayores de 10 años ya se consideran geriátricos, aunque la
mayoría de ellos vivirán todavía en buenas condiciones hasta los 14 años o más.
Muchos de los gatos que nos son razas puras, los conocidos como Común europeo,
pueden llegar incluso a un media de 17 años si tenemos en cuenta unos mínimos
cuidados a lo largo de su vida.
EL ENVEJECIMIENTO
Al igual que ocurre con las
personas, el envejecimiento cambia el funcionamiento del organismo. Los gatos
mayores son menos activos, con lo que su tono muscular se reduce y disminuye su
capacidad para correr, saltar o trepar. La falta de ejercicio contribuye a la
degeneración de las articulaciones.
Es frecuente que pierdan apetito,
pues sus sentidos del gusto y el olfato se deterioran con la edad. También son
muy frecuentes los problemas en los dientes, por lo que el dolor puede hacer
que se resistan a comer.
El funcionamiento del intestino
puede también deteriorarse, causando problemas como disminución de la absorción
de nutrientes y la consiguiente pérdida de peso. Algunos gatos mayores
presentan estreñimiento.
La sensación de sed disminuye,
beben menos y pueden llegar a estar deshidratados; esto es particularmente
peligroso en gatos con enfermedades del riñón.
Los gatos mayores duermen más,
aunque su sueño es menos profundo.
Con frecuencia la calidad de su
manto es peor, lo que les hace más sensibles a la humedad y al frío.
CHEQUEOS GERIATRICOS
Los gatos mayores deberían
visitar regularmente al veterinario para evaluar su estado general. La mayoría
de clínicas veterinarias disponen de medios para llevar a cabo un chequeo
geriátrico básico para evaluar los problemas de corazón, tiroides, boca,
medición de la tensión, etc. También es posible que te recomienden efectuar
análisis de sangre para comprobar el funcionamiento del riñón, hígado y
tiroides, así como recuento de células sanguíneas (hemograma).
Se recomienda seguir vacunando
regularmente a los gatos mayores, pues aunque no está suficientemente probado
parece que el sistema inmunitario del animal se hace menos eficaz con la edad y
el gato sería más vulnerable a padecer determinados procesos como las
enfermedades víricas del aparato respiratorio. Las vacunaciones de recuerdo
estimulan el sistema inmunitario del gato y le permiten defenderse de esas
infecciones.
El envejecimiento también puede
causar cambios en el peso. Muchos gatos presentan sobrepeso cuando son adultos
pero la mayoría adelgazan bastante cuando envejecen, por lo que el control regular
del peso es también importante.
EL
PAPEL DE LA ALIMENTACIÓN
Los
gatos mayores tienden a beber menos, por lo que es preferible que se les
proporcione una dieta húmeda (latas) con alto contenido en agua. A los gatos
que sólo aceptan la comida seca se les pueden ofrecer pequeñas cantidades de
golosinas tipo galleta, que podrían ayudar a combatir el sarro dental.
Disponer
de una bandeja para el gato en el interior de la casa nos puede ayudar a
controlar la micción y la defecación del gato, pues el envejecimiento puede
causar algunos problemas en estas funciones corporales.
Algunos
animales deberían ser alimentados con dietas especiales de prescripción
veterinaria; por ejemplo, es frecuente que los gatos mayores tengan
disminuida su función renal y las dietas con bajo contenido en proteínas y
fósforo les resultan beneficiosas.
VIDA
MÁS CONFORTABLE
Aunque muchos gatos envejecen sin
problemas y no necesitan tratamientos especiales, apreciarán que su entorno sea
más confortable. Los gatos mayores deben tener un lugar de descanso
cálido y resguardado de corrientes de aire donde puedan dormir sin ser molestados.
A menudo los gatos mayores disfrutan estirándose y las hamacas especialmente
diseñadas para ser colgadas de radiadores son muy populares. Los
problemas musculares y articulares les dificultan subir a las sillas, por lo
que se les pueden facilitar banquetas o escabeles que actuarán como peldaños de
una escalera. Las mantas eléctricas pueden ser de gran ayuda para los gatos
realmente frioleros. Algunos gatos mayores tienen dificultades para abrir la
gatera; en ese caso es preferible que esté permanentemente abierta.
Sería conveniente que el gato
estuviera identificado (tatuaje, microchip) o al menos llevara en el collar una
medalla con el nombre, dirección y teléfono del propietario para que pudiera
ser localizado si se perdiera. También deberíamos avisar a los vecinos si
creemos que el gato pueda estar desorientado y no sepa volver a casa. Tampoco
debemos olvidar vigilar sus uñas; con la edad éstas pierden capacidad
retráctil, por lo que pueden engancharse en las alfombras. A veces también hay
sobrecrecimiento de las uñas llegando incluso a clavarse en las almohadillas,
lo que es muy doloroso. Su veterinario puede aconsejarle sobre la frecuencia
con la que deben ser cortadas las uñas y la manera correcta de hacerlo.
Con la edad los gatos tienden a
acicalarse menos y necesitarán cepillados frecuentes, lo que también facilita
que el propietario pueda advertir la presencia de pulgas, que de otra manera
podrían pasarle desapercibidas. También puede ser necesario eliminar los restos
de secreciones alrededor de los ojos, nariz y ano; para ello frotaremos estas
zonas con suavidad usando un algodón humedecido en agua templada.
En general a los gatos mayores
les gusta descansar tranquilamente lejos de las zonas más frecuentadas y
ruidosas de la casa y a menudo procuran alejarse de los niños o de los otros
animales de la casa. Si está pensando en introducir un nuevo animal en la familia,
piénsalo detenidamente; es muy posible que a su viejo gato no le agrade en
absoluto.
ENFERMEDADES
FRECUENTES EN GATOS GERIATRICOS
La insuficiencia renal crónica o
aguda es una de las enfermedades más frecuentes en el gato geriátrico. Otras
enfermedades que también se diagnostican con frecuencia son las de origen
hormonal (diabetes, hipertiroidismo – exceso de producción de hormonas
tiroideas-), hipertensión, tumores, enfermedad periodontal, artritis e
infecciones como la provocada por el virus de la inmunodeficiencia felina
(FIV).Muchas veces estos animales padecen varias de estas enfermedades al mismo
tiempo, lo que puede complicar el diagnóstico. Es muy importante
diagnosticarlas y tratarlas lo antes posible para que nuestro gato mantenga una
buena calidad de vida durante el mayor tiempo posible.
LOS TRATAMIENTOS MEDICOS
El hígado y el riñón
pueden limitar la capacidad del animal para metabolizar los medicamentos. La
mayoría de ellos se eliminan del organismo a través de los riñones y el hígado,
así que los problemas en estos órganos pueden provocar niveles excesivos de los
medicamentos en la sangre, pudiendo alcanzar incluso niveles tóxicos, especialmente
si el animal está deshidratado. La elección del medicamento y la dosis a
administrar estarán limitadas por estas razones.
A algunos gatos resulta muy
complicado administrarles pastillas, si es tu caso, consultanos la posibilidad
de utilizar otro tipo de presentaciones o tratamientos que requieran menos
tomas.
Aquí os dejamos un enlace donde se
os explica la manera correcta para hacerlo y sin causar demasiado estrés a
vuestro gato.
Por desgracia, en algunos casos,
las enfermedades son incurables y el objetivo del tratamiento es aliviar al
animal. No deberíamos seguir tratando al animal si aparecen efectos secundarios
graves o si le molesta mucho el hecho de tomarla. La calidad de vida del gato
es prioritaria, y si no podemos mantenerla tendríamos que considerar la
posibilidad de la eutanasia humanitaria.
EDADES
DEL GATO
Puede que su gato conserve un
aspecto juvenil aunque de hecho sea ya un gato geriátrico.